DESARROLLO PSICOSOCIAL EN LOS INFANTES
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En este blog encontraras temática como la siguiente:
Establecer que es el Desarrollo Psicosocial, como propiciar un desarrollo optimo en niños.
Encontraras técnicas, consejos y una guía que le ayudara en el diario oficio de ser padres y como fomentar la educación formativa de los infantes.
Encontraras técnicas, consejos y una guía que le ayudara en el diario oficio de ser padres y como fomentar la educación formativa de los infantes.
Darles a conocer la teoría del desarrollo psicosocial de Erik Erikson, para comprender mas ha fondo sobre el desarrollo de los infantes y las diferentes etapas que cursan.
Desarrollo psicosocial
Se entiende por desarrollo
psicosocial el proceso de transformaciones que se dan en una interacción
permanente del niño o niña con su ambiente físico y social. Este proceso
empieza en el vientre materno, es integral, gradual, continuo y acumulativo. El
desarrollo psicosocial es un proceso de cambio ordenado y por etapas, en que se
logran, en interacción con el medio, niveles cada vez más complejos de
movimientos y acciones, de pensamiento, de lenguaje, de emociones y
sentimientos, y de relaciones con los demás. En este proceso, el niño va
formando una visión del mundo, de la sociedad y de sí mismo, al tiempo que
adquiere herramientas intelectuales y prácticas para adaptarse al medio en que
le toca vivir y también construye su personalidad sobre las bases del amor
propio y de la confianza en sí mismo.
A continuación se describe la
teoría del desarrollo psicosocial de Erik Erikson.
El desarrollo psicosocial de Erik Erikson.
Las fases psicosociales de Erik
Erikson, quien nació en Alemania el 15 de junio de 1902. Estudió psicoanálisis
con Freud y se volvió psicoanalista infantil
Erik homburger Erikson fue un
gran profesor de la universidad de Harvard, presentó la teoría del desarrollo
psicosocial que abarca el ciclo vital completo de la persona, reconstruyendo
las ideas de Freud a partir de la antropología cultural. Fue miembro de la
clínica psicológica de Harvard y de otros institutos. Erikson formulo la teoría
de la siguiente manera, Erikson reinterpretó las fases psicosexuales elaboradas
por Freud y enfatizó, según engler los
aspectos sociales de cada una de ellas en cuatro aspectos principales:
- Incrementó el entendimiento del ‘yo’ como una fuerza intensa, vital y positiva, así como de solucionar las crisis que surgen del contexto genético, cultural e histórico de cada individuo.
- Explicitó profundamente las etapas de desarrollo psicosexual de Freud, integrando la dimensión social y el desarrollo psicosocial.
- Extendió el concepto de desarrollo de la personalidad para el ciclo completo de la vida, de la infancia a la vejez.
- Exploró el impacto de la cultura, de la sociedad y de la historia en el desarrollo de la personalidad.
La teoría que formulo Erikson destaco los
siguientes aspectos:
- Diferencias individuales: Las personas se diferencian en cuanto a las fuerzas internas; hombres y mujeres presentan diferencias de la personalidad debidas a las diferencias biológicas.
- Adaptación y ajustamiento: Un ‘yo’ fuerte es la llave para la salud mental; deriva de una buena resolución de las ocho fases de desarrollo del ‘yo’, con predominancia de las fuerzas positivas sobre las negativas (confianza sobre desconfianza etc.).
- Procesos cognitivos: El inconsciente es una fuerza importante en la formación de la personalidad; la experiencia es influenciada por modalidades biológicas que se expresan por medio de símbolos y juegos.
- Sociedad: Modela la forma con que las personas se desenvuelven (de ahí el término ‘desarrollo psicosocial’); las instituciones culturales dan soporte a las fuerzas del ‘yo’ (la religión da sustentación a la confianza y a la esperanza, etc.).
- Influencias biológicas: Los factores biológicos son determinantes en la formación de la personalidad, las diferencias de sexo en la personalidad son fuertemente influenciadas por las diferencias del “aparato genital”.
- Desarrollo del niño: Se hace a lo largo de cuatro fases psicosociales, cada una de ellas contiene una crisis que desarrolla una fuerza específica del “yo”.
Erikson basado en la
experiencia humana plateo que la existencia de un ser humano depende, en todos
los momentos, de tres procesos de organización complementarios: el biológico, el psíquico y el
ético-social.
El principio epigenético afirma
que “todo ser vivo tiene un plano básico de desarrollo, y es a partir de este
plano que se agregan las partes, teniendo cada una de ellas su propio tiempo de
ascensión, maduración y ejercicio, hasta que todas hayan surgido para
formar un todo en funcionamiento”. Este principio según el autor se aplica en
los tres procesos complementarios en el proceso
biológico de la organización de los sistemas de órganos que constituyen un
cuerpo, en el proceso psíquico que organiza la experiencia individual a
través de la síntesis del yo y en el proceso social de la organización
cultural e interdependencia de las personas.
La perspectiva de Erikson fue organizar una visión del desarrollo del ciclo
completo de la vida de la persona humana, extendiéndolo en el tiempo, de la
infancia a la vejez, y en los contenidos, el psicosexual y el psicosocial
organizados en ocho estadios. Cada estadio integra el nivel somático, psíquico
y ético-social y el principio epigenético.
La crisis
La crisis según Erikson
comprende el paso de un estadio a otro, como un proceso progresivo de cambio de
las estructuras operacionales, o un proceso de estancamiento (o regresivo) en
el mismo, manteniendo las estructuras operacionales. Comprende, también, la
relación dialéctica entre las fuerzas sintónicas (virtudes o
potencialidades) y las distónicas (defectos o vulnerabilidad) de cada estadio, de
la resolución positiva de la crisis dialéctica emerge una fuerza, virtud o
potencialidad, específica para aquella fase. De su no resolución emerge una
patología, un defecto o fragilidad específica para aquel estadio.
Contenido de cada estadio
Para cada estadio, Erikson atribuye
una característica central básica y una crisis básica psicosocial dialéctica.
Cada estadio tiene una potencialidad sintónica específica para superar el
potencial de su antítesis. Las fuerzas se contraponen dialécticamente, de forma
que la resolución de cada crisis resulta en la emergencia de fuerza básica o
cualidad. A su vez, la fuerza simpática también presenta una contradicción
antipática que permanece como constante amenaza para la persona y para el orden
social.
Pie de página la tabla 1 representa el ciclo completo de la vida, que es una visión general de los estadios psicosociales. Las columnas muestran los aspectos abordados por la teoría, en cuanto a que las líneas (de la tabla) representan los estadios de desarrollo. Las edades son flexibles para cada estadio atendiendo, principalmente, al desarrollo psicosexual y psicosocial de la persona.
Los estadios psicosociales
Erikson
describe los estadios psicosociales del ciclo completo de la vida
Confianza
versus desconfianza - esperanza niño de
0 a 12-18 meses.
El modo psicosexual del niño
comprende la asimilación de los patrones somáticos, mentales y sociales
por el sistema sensorio motor, oral y respiratorio, mediante los cuales el niño
aprende a recibir y a aceptar lo que le es dado para conseguir ser donante. La
confianza básica como fuerza fundamental de esta etapa, nace de la certeza
interior y de la sensación de bienestar en lo físico (sistema digestivo,
respiratorio y circulatorio), en el psíquico (ser acogido, recibido y amado)
que nace de la uniformidad, fidelidad y cualidad en el abastecimiento de la
alimentación, atención y afecto proporcionados principalmente por la madre. La
desconfianza básica se desarrolla en la medida en que no encuentra respuestas a
las anteriores necesidades, dándole una sensación de abandono, aislamiento,
separación y confusión existencial sobre si, sobre los otros y sobre el
significado de la vida. Cierta desconfianza es inevitable y significativa desde
el punto de vista personal y social de la niñez, para la formación de la
prudencia y de la actitud crítica. De la resolución positiva de la antítesis de
la confianza versus desconfianza emerge la esperanza, como sentido y
significado para la continuidad de la
vida. Esta fuerza de la esperanza es el fundamento ontogenético que nutre la niñez de una confianza interior de que la vida tiene
sentido y que puede enfrentarla: “yo soy la esperanza de tener y de dar”. La
consistencia, la cualidad y la fidelidad de los ritos, de los gestos, de las
rutinas diarias y de los tiempos (ritualizaciones) proporcionarán, más adelante
un significado físico y afectivo, un significado de trascendencia personal,
filantrópico-social y espiritual de la
vida, sentimiento básico para la formación de la experiencia religiosa.
Las ritualizaciones vinculantes al sistema religioso se organizan por el
estable cimiento y sostenimiento en el tiempo de las relaciones significativas
de confianza y de esperanza entre el niño y, especialmente, con la madre.
La idolatría nace cuando las
relaciones de mutualidad son marcadas por rituales estereotipados y vacíos de
significados afectivos y de sentido de vida.
Autonomía
versus vergüenza y duda – autonomía infancia: de 2 a 3 años
Es este el período de la
maduración muscular – aprendizaje de la autonomía física; del
aprendizaje higiénico – del sistema retentivo y eliminativo; y del
aprendizaje de la verbalización – de la capacidad de expresión oral. El
ejercicio de estos aprendizajes se vuelve la fuente ontogenética para el
desarrollo de la autonomía, esto es, de la auto-expresión de la libertad
física, de locomoción y verbal; bien como de la heteronimia, esto es, de la
capacidad de recibir orientación y ayuda de los otros. Mientras tanto, un
excesivo sentimiento de autoconfianza y la pérdida del autocontrol pueden hacer
surgir la vergüenza y la duda, como imposibilidad de ejercitarse en su
desarrollo psicomotor, entrenamiento higiénico y verbalización; y sentirse
desprotegida, incapaz e insegura de sí y de sus cualidades y competencias. El
justo equilibrio de estas fuerzas es importante para la formación de la
consciencia moral, del sentido de justicia, de la ley y del orden, además de un
sabio equilibrio entre las experiencias de amor u odio, cooperación o
aislamiento, autonomía o heteronomía; de los comportamientos solidarios,
altruistas o egocéntricos hostiles y compulsivos. La virtud que nace de la
resolución positiva de la dialéctica autonomía versus vergüenza y duda son la
voluntad de aprender, de discernir y decidir, en términos de autonomía física,
cognitiva y afectiva, de tal forma que el contenido de esta experiencia puede
ser expresada como: “yo soy lo que puedo querer libremente”. La presencia de
los padres (padre y madre) es fundamental en esta etapa para el ejercicio del
aprendizaje de la autonomía y de la auto-expresión para la superación de la
vergüenza, de la duda y del legalismo, en la formación de la deseo y del
sentido de la ley y del orden. Este período de ritualización de la infancia
corresponde, dentro del ciclo vital, a la formación del proceso judiciario – de
la justicia, de la ley y del orden. El ritualismo desvirtuado, tanto permisivo
como rígido, conduce al legalismo, tanto permisivo como rígido
Iniciativa
versus culpa y miedo - propósito edad
preescolar: de 3 a 5 años
La dimensión psicosexual de la
edad preescolar corresponde al descubrimiento y al aprendizaje sexual
(masculino y femenino), la mayor capacidad locomotora y el perfeccionamiento
del lenguaje. Estas capacidades predisponen al niño para iniciarse en la
realidad o en la fantasía, en el aprendizaje psicosexual (identidad de género y
respectivas funciones sociales y complejo de Edipo), en el aprendizaje
cognitivo (forma lógica preoperacional y comportamental) y afectivo (expresión
de sentimientos). La fuerza distónica de esta etapa es el sentimiento de culpa
que nace del fracaso en el aprendizaje psicosexual, cognitivo y comportamental;
y el miedo de enfrentarse a los otros en el aprendizaje psicosexual,
psicomotor, escolar o en otra actividad. El justo equilibrio entre la fuerza
sintónica de la iniciativa y la culpa y el miedo es significativo para la
formación de la consciencia moral, a partir de los principios y valores
internalizados en los procesos de aprendizaje, en la iniciación del aprendizaje
escolar, de la inserción social, a través de los prototipos ideales
representados por sus padres, adultos significativos y la sociedad.
Ahora la presencia de la
tríada familiar es necesaria para la formación de la capacidad de separación
afectiva, de dar y recibir afecto a una tercera persona, incluyendo la
resolución del complejo de Edipo. La
virtud que surge de la resolución positiva de esta crisis es el propósito, el
deseo de ser, de hacer y de convivir, sintetizado en la expresión: “yo soy lo
que puedo imaginar que seré”. El arte dramático y el jugar se vuelven el palco
de las ritualizaciones de las experiencias existenciales de la niñez, en los
roles y funciones sociales, bien como del aprendizaje de los significados
dialécticos de las crisis psicosociales para la formación de su consciencia
moral. El moralismo será la palabra para designar la internalización de las
normas sociales cuando es la forma
inhibidora y culposa. Esta ritualización se expresa en tres niveles diferentes
en la expresión de jugar: en la autoesfera: esto es las sensaciones del propio
cuerpo; en la microesfera: aquello que corresponde a la esfera de los juguetes
y en la macroesfera: los actos que corresponden a las relaciones con los otros.
Industria
versus inferioridad - competencia edad escolar - latencia: de 5-6 a 11-13 años
En el período de la latencia disminuyen
los intereses por la sexualidad personal y social, acentuándose los intereses
por el grupo del mismo sexo. La niñez desarrolla el sentido de la industria,
para el aprendizaje cognitivo, para la iniciación científica y tecnológica;
para la formación del futuro profesional, la productividad y la creatividad.
Ella es capaz de acoger instrucciones sistemáticas de los adultos en la
familia, en la escuela y en la sociedad; tiene condiciones para observar los
ritos, normas, leyes, sistematizaciones y organizaciones para realizar y
dividir tareas, responsabilidades y compromisos. Es el inicio de la edad
escolar y del aprendizaje sistemático. Es función de los padres y de los
profesores ayudar a que los niños se desarrollen sus competencias con
perfección y fidelidad, con autonomía, libertad y creatividad. La fuerza
dialéctica es el sentimiento de inadecuación o de inferioridad existencial,
sentimiento de incapacidad en el aprendizaje cognitivo, comportamental y
productividad. De la resolución de esta crisis nace la competencia personal y
profesional para la iniciación científica-tecnológica y la futura identidad
profesional, expresada en la frase: “yo soy el que puedo aprender para realizar
un trabajo”. El aprendizaje y el ejercicio de estas habilidades y el ejercicio
del ethos tecnológico de la cultura desarrollan en el niño el sentimiento de
capacitación, competencia y de participación en el proceso productivo de la
sociedad, anticipando el perfil de futuro profesional. Cuando el niño ejecuta
estas habilidades exclusivamente por el valor de la formalidad técnica,
sacrificando el sentido lúdico y la fuerza de la imaginación, puede desarrollar
una actitud formalista en relación a las
actividades profesionales, volviéndose esclavo de los procesos tecnológicos y
burocráticos. Aquello que debería ser un momento de placer y de alegría, unido
al sentimiento de realización personal e integración social, acaba siendo un
proceso desintegrante y formalista.
Los primeros contactos del niño o niña con
sus padres son fundamentales
Se ha comprobado que la
autoconfianza, la autoestima, la seguridad, la capacidad de compartir y amar, e
incluso las habilidades intelectuales y sociales, tienen sus raíces en las
experiencias vividas durante la primera infancia en el seno familiar. En un
hogar donde se respira un ambiente de cariño, de respeto, de confianza y de
estabilidad, los niños o niñas se crían y se desarrollan psíquicamente más
sanos y seguros, y se relacionarán con el exterior de esta misma forma, con una
actitud más positiva y constructiva hacia la vida.
Se puede estar en contacto con
el niño incluso antes de su nacimiento es de suma importancia establecer lazos
afectivos antes del nacimiento del niño o niña, el crecimiento físico y
desarrollo antes del nacimiento del niño se puede ver afectado por el estado
emocional de la madre en la gestación, por ello es importante que la madre este
en un ambiente de apoyo, información y compresión, si es necesario al momento
del parto que la madre este acompañada por un familiar o amigo para brindarle
apoyo y evitar complicaciones.
Si los padres se hacen
partícipes en este proceso de aprendizaje, irán asumiendo mejor sus funciones
desde las etapas más tempranas de la vida del niño o niña, con un beneficio
claro para éste. Aunque la gestación es un proceso natural y es algo esperado
por la madre, es normal que en ella surjan preocupaciones, dudas y temores.
Estas alteraciones están relacionadas con sus cambios hormonales y
estructurales, y con las condiciones dentro de la familia, el trabajo, su
experiencia previa, etcétera.
Para disminuir tensiones,
temores y angustias, y para adquirir una mayor confianza en sí mismo, conviene
que los padres tengan información sobre:
·
Los
cambios físicos y psicológicos de la madre.
·
El
proceso de crecimiento y desarrollo del niño o niña que se está formando en el
vientre materno.
·
Lo
que ellos pueden hacer por su hijo o hija desde el comienzo de la vida.
·
El
parto, en qué consiste y qué tiene que hacer la madre y el padre o acompañante.
·
Cuidados
durante el postparto.
El niño o niña que llega a una pareja y a
una familia que lo quiere y lo espera con cariño, tiene más posibilidades de
desarrollarse sano psicológica y físicamente
Aún antes del nacimiento del
niño o niña, es importante para él que su madre y su padre y demás miembros de
la familia piensen en él, lo quieran, le hablen, lo cuiden, lo acaricien.
Un niño o niña que viene es
una alegría para la familia que lo acoge. El clima familiar positivo resulta
fundamental para el buen desarrollo de la gestación.
La vida no comienza en el
momento del parto sino mucho antes. Cuando el niño o niña nace ya tiene
alrededor de nueve meses de vida. Cuando está en el vientre materno, ya es un
ser humano que se mueve, siente, alimenta, etcétera.
El contacto físico y emocional de los
padres con el recién nacido favorece una buena relación afectiva posterior.
El contacto inmediato con el
recién nacido al amamantarlo desde la primera hora, además de todas las
ventajas que proporciona la leche materna para la salud del niño o niña,
contribuye a crear una buena relación afectiva.
El estado de bienestar que
experimenta el recién nacido por la cercanía cálida de sus padres facilita el
funcionamiento de sus sistemas digestivo, respiratorio y circulatorio.
El recién nacido busca la
interacción social y gestual con la madre. Él busca y espera una respuesta a
sus acciones. Si el niño o niña no tiene respuesta, se inhibe y deja de
comunicarse.
El niño o niña necesita establecer y
mantener un vínculo afectivo, esto es, una relación de cariño cálida y cercana
con las personas que lo cuidan. Esta relación es necesaria para desarrollar
seguridad, confianza y el sentimiento de sentirse querido.
Para desarrollarse
intelectual, emocional, social y moralmente, el niño necesita, en cada una de
estas áreas, gozar regularmente y durante un largo período de su vida de un
vínculo afectivo fuerte, cercano, recíproco y estable, el cual desempeña una
función muy importante en su bienestar.
·
El vínculo o apego es una relación afectiva
positiva, incondicional y duradera que se caracteriza por el placer mutuo de
estar juntos y el deseo de mantener este cariño.
·
Las interacciones positivas con personas que lo
cuidan de forma estable generan en el niño un sentimiento de bienestar y van
creando una seguridad básica. Este sentimiento se ha denominado “confianza
básica” y es fundamental, no sólo para el desarrollo socio emocional sino
también para el desarrollo cognitivo del niño.
·
Para formar esta relación de amor, el niño necesita
recibir de su madre, padre o persona que lo cuida, demostraciones de cariño,
cuidado y atención. Esta actitud tiene que ser continua, diaria, estable. Así
el niño va desarrollando seguridad y confianza y el sentimiento de ser valioso
e importante.
·
La relación que el niño o niña establece con su
madre, o con quien lo cuida, sirve de modelo para establecer relaciones
futuras. Se puede decir que un niño o niña mientras más amor recibe en su
infancia, más capacidad de amar tendrá en el futuro.
·
Durante la primera infancia, los cuidados
maternos y familiares que garanticen el desarrollo de actitudes y conductas de
comunicación profunda e íntima parecen producir efectos beneficiosos en el niño
o niña. La carencia de este tipo de cuidados y de una vinculación afectiva
estrecha, produce efectos negativos que no son fáciles de superar en el futuro.
·
La primera infancia es la etapa de la vida más
importante para el desarrollo de las capacidades interpersonales y de la
personalidad. Un niño que es querido y se le demuestra afecto tiene más
posibilidades de llegar a ser un adulto feliz. Se puede decir que en los
primeros años el niño necesita cuatro elementos principales: alimentación,
amor, estímulos y cuidados básicos.
En la relación afectiva con las personas
que lo rodean, el niño o niña adquiere seguridad, aprende a expresar sus
sentimientos, a conocerse y a confiar en sí mismo, y desarrolla su autoestima
El desarrollo emocional en la
infancia es la base del equilibrio psicológico del adulto. Para desarrollarse
emocionalmente sano, el niño o niña necesita sentirse querido, aceptado y
valorado. Así crea sentimientos de seguridad y confianza en sí mismo y forma
una buena autoestima. Las relaciones emocionales tempranas con las personas que
rodean al niño o niña son la base de donde surge el desarrollo social,
emocional e intelectual.
El conocimiento de sí mismo
surge, entre otros, de la relación íntima y amorosa con la madre, el padre, y
otros adultos cercanos. Las acciones del niño o niña que ellos valoren y
celebren serán lo que él empiece a entender como sus propias características
positivas. Lo que rechacen, el niño o niña lo entenderá como sus propias
conductas negativas. Si las valoraciones son positivas, él irá llegando a un
autoconocimiento que le permitirá formarse una imagen positiva de sí mismo y
tener una buena autoestima.
El niño que no se quiere a sí
mismo, que se siente tonto y poco importante, puede presentar problemas
emocionales y de aprendizaje en el futuro. La adaptación escolar le resultará
difícil, su rendimiento tenderá a ser bajo, tendrá que repetir cursos y probablemente
desertará del colegio.
El niño con una autoestima
positiva busca, establece y mantiene relaciones positivas y experiencias que
llevan a logros. Estos éxitos reafirman su autoestima y autoconfianza y lo
llevan a más experiencias y relaciones positivas.
El niño o niña necesita un ambiente de estimulación para desarrollar sus capacidades físicas y
psicológicas
La mente del niño o niña, al
igual que su cuerpo, necesita ayuda, «alimento», para desarrollarse bien. Los
“alimentos» o estímulos más importantes son:
·
El
cariño.
·
La
alabanza.
·
El
contacto con otras personas y la comunicación con ellas a través del lenguaje.
·
Los
objetos para explorar y experimentar.
La estimulación implica una
actitud permanente de acogida, de fomento del desarrollo social, de la
expresión de sentimientos, del interés por el mundo y por aprender, más que la
sola realización de un conjunto de actividades o la entrega de diferentes
materiales de juego.
El funcionamiento psicológico
del niño o niña requiere estímulos para desarrollar capacidades físicas (como
sentarse, gatear, ponerse de pie, caminar, correr), cognitivas (como razonar,
inventar, aprender, imitar), emocionales (como expresar afecto, tolerar
frustraciones, poder esperar) y sociales (como compartir, escuchar, dar y
recibir elogios).
Se debe estimular al niño o
niña a buscar por sí mismo solución a los pequeños problemas que se le plantean
diariamente, hay que alentarlo a tratar de hacer las cosas bien, aunque se
equivoque o le cueste trabajo al principio. Así se sentirá competente, capaz y
querrá ir afrontando nuevos desafíos. La autonomía o independencia, es decir,
la capacidad que el niño o niña tiene para aprender a hacer las cosas por sí
mismo, desempeñan una función de gran importancia en su desarrollo psicosocial.
El juego es la actividad más importante
del niño o niña pequeños
El juego favorece el
desarrollo de habilidades psicosociales y físicas. Estimula el desarrollo
motor, puesto que exige al niño o niña moverse, correr, saltar, caminar.
También favorece el desarrollo de la inteligencia, porque lo lleva a explorar
el mundo que lo rodea y a repetir acciones en los objetos disponibles para
conocerlos mejor.
El juego favorece el
desarrollo emocional, porque a través de los juegos el niño o niña expresa sus
sentimientos y a veces resuelve conflictos emocionales. Facilita el desarrollo
social porque por medio de éste el niño o niña aprende a permanecer y jugar con
otros niños, a respetar reglas, a compartir y a convivir.
El
juego permite al niño o niña:
·
Moverse y así desarrollar los músculos del
cuerpo.
·
Explorar el mundo que lo rodea y así aprender
sobre la naturaleza, las plantas, los animales, los objetos hechos por el
hombre.
·
Aprender de los niños y personas mayores.
·
Desarrollar la imaginación y la creatividad.
·
Entretenerse, divertirse y expresar los
sentimientos.
Todo puede convertirse en juguete para un niño o niña: su
cuerpo, el de los demás, los objetos de la casa, los productos para comer y
cocinar, los elementos de la naturaleza: agua, arena, hojas, piedras, etcétera.
Un juguete no es mejor porque sea costoso. Los padres o hermanos mayores pueden
construirlos con mucho amor, imaginación, poco costo y con materiales del
medio.
Cuando el niño o niña juega y convive con otros niños
aprende a ponerse en el lugar del otro, a comprender a los demás. Además,
descubre la amistad y la lealtad. Cuando presta sus juguetes o juega con los de
otro, comienza a manifestar su capacidad de compartir. También aprende a
respetar reglas.
Mediante el juego el niño o niña aprende a conocer su
cultura, tradiciones y valores morales. Propiciar los juegos facilita el
entender, valorar y mantener la cultura a la que pertenece.
Las habilidades que el niño o niña van adquiriendo le
permiten desempeñar un papel cada vez más activo en relación con las personas
que lo rodean. Progresivamente, él va buscando ser independiente y realizar
acciones por sí mismo sin querer ser ayudado.
El saltar, correr, trepar, explorar objetos y situaciones,
no sólo le permiten al niño o niña desarrollar su musculatura y descargar
energías, sino también lo hacen más independiente; al darse cuenta de sus
capacidades físicas, aumenta la confianza en sí mismo.
Poco a poco va a poder hacer muchas cosas por sí solo, al
igual que sus hermanos y los adultos querrá comer, vestirse, lavarse, etcétera,
con lo que logra cada vez un mayor grado de autonomía.
De la aceptación que le muestren los adultos y de la
actitud razonablemente permisiva que tengan respecto de su deseo de autonomía
dependerá, de forma importante, el desarrollo de la independencia y también de
la confianza en sí mismo.
En la interacción con el mundo que lo rodea, el niño o niña
aprende a compartir y a ser solidario
El aprender a convivir es tal vez la tarea más difícil,
pero al mismo tiempo la más humana. Si este aprendizaje empieza temprano,
perdurará toda la vida. El apoyo y ejemplo que se le dé al niño o niña lo
marcará para siempre.
El niño o niña necesita interactuar con otros niños. A
medida que va creciendo, esta necesidad aumenta. Es conveniente que la madre le
permita jugar y relacionarse con niños de su edad. En este intercambio social
activo, él aprende a desarrollar su lenguaje, a compartir, a convivir, a
aceptar reglas.
Se aprende a estimar a los otros básicamente a través de la
imitación. La mejor manera de enseñar al niño o niña a respetar es respetándolo
a él y a los demás. La mejor manera de enseñarle a compartir es compartiendo
con él.
Un ambiente de irritación y violencia familiar es perjudicial
para el desarrollo psicosocial infantil
Las peleas, las discusiones, los gritos y las tensiones de
los adultos son percibidos incluso por el bebé. El miedo, la inseguridad y la
tensión, que estos hechos causan alteran el desarrollo psicosocial del niño.
Las discusiones violentas y agresivas entre adultos hacen
que los niños se sientan culpables de ellas y experimenten una sensación de
angustia. Los niños imaginan que sus padres se pelean por lo que ellos han
hecho.
El criticar constantemente al niño o niña, el exigirle más
de lo que puede hacer, el destacar lo negativo de forma reiterada le lleva poco
a poco a pensar que lo hace todo mal, a no quererse a sí mismo, a no tratar de
superarse, a tener una baja autoestima.
Por el contrario, si el niño o niña vive en un ambiente
relajado, cariñoso, con un clima positivo y donde existe humor para acoger lo
bueno de la vida, tiene más posibilidades de desarrollarse física y
psíquicamente sano.
El maltrato físico y psicológico al niño o niña constituye
un alto riesgo para su desarrollo psicosocial y puede dejarle secuelas para el
resto de su vida. El maltrato físico, los golpes reiterados dejan en el niño o
niña cicatrices invisibles que pueden durar toda la vida.
Además el castigo físico sólo logra frenar o inhibir la
conducta negativa durante un rato, mientras dura el dolor del golpe y el temor
a un nuevo castigo.
El castigo físico no permite desarrollar conductas
positivas, responsabilidad o interés por aprender o superar la conducta errada.
El maltrato infantil se origina en una serie de factores
individuales, familiares, socioeconómicos y culturales. Para afrontar esta
situación es necesario que los padres que incurren en esta práctica negativa
para el desarrollo del niño o niña tengan acceso a redes de apoyo comunitario y
de especialistas, tales como médicos, psicólogos, trabajadores sociales y
orientadores, que saben cómo tratar este tipo de problemas.
Decálogo básico del desarrollo psicosocial
infantil
- Para el niño o niña es fundamental el contacto estrecho con los padres antes y en el momento de nacer.
- El niño o niña necesita establecer un vínculo o relación de afecto y amor con sus padres o las personas que lo cuidan.
- El niño o niña necesita un intercambio con su medio a través del lenguaje y del juego.
- El niño o niña necesita hacer las cosas por sí mismo para alcanzar un grado adecuado de autonomía o independencia.
- El niño o niña necesita la valoración positiva para tener una buena autoestima y confianza en sí mismo.
- El niño o niña necesita tener un mínimo de seguridad y estabilidad.
- El niño o niña necesita poder expresar sus emociones y sentimientos sin temor a ser reprimido o castigado.
- Cada niño o niña es distinto, tiene su propio temperamento y su propio ritmo; no todos los niños aprenden con la misma rapidez.
- Las familias estimuladoras, cariñosas, que brindan apoyo tienen niños más sanos y felices.
- Los padres, las madres y otros adultos deben evitar golpear, maltratar, asustar, descalificar o engañar a los niños. Un ambiente de irritación, violencia o inestabilidad prolongada es perjudicial para el desarrollo infantil.
Espero que esta información te
allá sido de gran utilidad para comprender un poco más sobre lo que implica el
desarrollo psicosocial en los niños, es de suma importancia que los padres
conozcan, la etapas de desarrollo que pasa un niño para poder ayudarlo en su
camino y hacer más fácil las transiciones de estas etapas que a lo largo de
este trabajo fui describiendo, una influencia positiva de los padres en la
niñez hace el cambio en su desarrollo, un niño que crece en una familia que le
da amor, cariño, comprensión y lo impulsa día a día a ser una mejor persona,
son niños con un desarrollo psicosocial óptimo.
Se ha comprobado que la autoconfianza, la autoestima, la seguridad, la capacidad de compartir y amar, e incluso las habilidades intelectuales y sociales, tienen sus raíces en las experiencias vividas durante la primera infancia en el seno familiar. En un hogar donde se respira un ambiente de cariño, de respeto, de confianza y de estabilidad, los niños o niñas se crían y se desarrollan psíquicamente más sanos y seguros, y se relacionarán con el exterior de esta misma forma, con una actitud más positiva y constructiva hacia la vida. (El fondo de las Naciones Unidas para la infancia [UNICEF], 2004, p.5)
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El fondo de las Naciones Unidas para la infancia. (2004). Desarrollo Psicosocial de los niños y las niñas. Recuperado de: https://www.unicef.org/colombia/pdf/ManualDP.pdf
Erikson,E.(2005,Diciembre,2).El Desarrollo Psicosocial de Erik Erikson. Revista Lasallista de investigación. Recuperado de: http://www.redalyc.org/html/695/69520210/
wikipedia.(13 de marzo del 2018). Erik Erikson. Recuperado de: https://es.wikipedia.org/wiki/Erik_Erikson